miércoles, 21 de septiembre de 2022

Los mercados de oficinas, en la encrucijada

 


Sí o sí el trabajo online va en aumento en España; si bien, como no podía ser menos, de manera asimétrica por Comunidades Autónomas, e incluso, dentro de estas, por municipios. En palabras de Javier Blasco, director de Adecco Group Institute, “existe sin duda una correlación entre la mayor penetración del teletrabajo y aquellos territorios con fuerte presencia de organizaciones del sector de oficinas, tecnológicas y sedes de grandes empresas y multinacionales, frente a otras comunidades autónomas con mayor representación de sectores con menores posibilidades de trabajo en remoto, como puede ser el industrial, la agricultura, o la hostelería, entre otros”.

Hemos tratado en tres ocasiones (2020 y 2021), en este mismo blog, sobre el mercado de oficinas y sus expectativas a medio-largo plazo, a raíz de la incidencia que el confinamiento sufrido, por la pandemia, en el uso de las nuevas tecnologías para la comunicación, intentando identificar futuros riesgos.

En el sector inmobiliario, como en el resto de los sectores, la capacidad de anticipar los “riesgos” es lo que permite que estos se conviertan en “oportunidades”. El desarrollo de estrategias competitivas se encuentra supeditado a la capacidad de conocer y aceptar la realidad, atisbando sus posibles derivas.

No nos cansamos de repetir, desde hace más de treinta años, que “solo el conocimiento de la realidad nos permite transformarla”. Parece una verdad de "perogrullo", pero, en este ámbito, como en tantos otros condicionados por la acción humana, nos encontramos con distintos tipos de miradas sobre una misma realidad; estas no tienen por qué ser necesariamente descalificantes de la intención del sujeto que mira, pero sus resultados se encuentran condicionados no solo por la competencia intelectual del observador, especialmente por el horizonte temporal que busca abarcar su mirada; lamentablemente, por la urgencia de mejora de las cuentas de resultados anuales, la mayoría de los “expertos” más preocupados por el “clima” en que se producirá la renegociación de contratos de alquiler con sus actuales inquilinos, o en cómo reducir los metros cuadrados ociosos, que con la evolución de la demanda en cinco y diez años. No en balde el informe de Bankinter sobre el sector inmobiliario en 2022 prevé, en la valoración de edificios de oficinas, rebajas entre el 5% y 10% a corto plazo, debido a la caída de ocupaciones y a la escasa capacidad de subidas de rentas, frente a los fuertes incrementos del IPC.

La preocupación cortoplacista está justificada, pero ello no puede impedirnos ser conscientes de las potenciales amenazas a largo plazo. En este sentido no deja de ser significativo que, en España, la mayoría de los artículos de opinión, e informes de mercado, que se publican, apuntan al “fracaso” en la experiencia del trabajo online, en contraposición con lo que se puede leer en países más avanzados, con mayores mercados que los nuestros. El “aquí no pasa nada”, tan habitual entre los clásicos del sector, es cacareado por una buena parte de los brókeres, cuya actividad esencial estriba en alquilar o vender dichos espacios hoy y ahora, así como por algunas asociaciones inmobiliarias, que suplen la ausencia de rigor con exceso de palabrería.

Según estos portavoces oficiosos, en España todo el mundo reniega del trabajo online, algo que aparentemente nos diferencia del resto de los países avanzados de occidente; y es que la experiencia en EEUU, publicada por el prestigioso Centro de Investigación PEW, el pasado 16 de febrero, bajo el título “La pandemia de COVID-19 continúa remodelando el trabajo en Estados Unidos”, recoge como, de entre aquellos profesionales que manifiestan que su trabajo se puede hacer desde casa, el 59 % trabajan desde la misma, todo o la mayor parte del tiempo. Esto marca una disminución desde octubre de 2020, cuando alcanzó el 71%, pero aún es mucho más alto que el 23% que dice que teletrabajaba en el 2019.

Conviene considerar que, en EEUU, entre los empleados que actualmente trabajan desde casa al menos una parte del tiempo, pero rara vez o nunca lo hacían antes de la pandemia, el 64 % dice que trabajar desde casa, ha facilitado el equilibrio entre el trabajo y su vida personal. Solo el 10% manifiesta que se ha visto perjudicado dicho equilibrio. Esta percepción favorece la implantación del trabajo online.

Algo similar sucede en Alemania, donde el pasado mes de agosto se publicó una encuesta del Instituto Ifo, que afirma que “el uso de la oficina en casa solo está disminuyendo ligeramente respecto a la media de la pandemia”: “La proporción de empleados que trabajan desde casa se redujo solo ligeramente durante el verano. Fue del 24,5 por ciento en agosto, después del 24,9 por ciento en abril. Aparentemente, las empresas y los empleados trabajan desde casa de forma permanente". 

La proporción media de empleados que trabajan desde casa se redujo solo ligeramente durante el verano, el 24,5 por ciento en agosto, después del 24,9 por ciento en abril. La cifra media esconde grandes diferencias entre los sectores: “el 35,5 por ciento de los prestadores de servicios trabaja desde casa, el 15,5 por ciento en el comercio mayorista, el 15,3 por ciento en la industria, el 5,4 por ciento en el comercio minorista y el 5,1 por ciento en la construcción. A la cabeza se encuentran las consultorías de gestión con un 71,5 por ciento, seguidas de los proveedores de servicios TI con un 71,3 por ciento y los proveedores de servicios de información con un 70,6 por ciento.”

En Londres también se aprecia la tensión generada por el trabajo online, según datos de la Oficina de Estadísticas Nacionales, en torno a uno de cada siete trabajadores en Reino Unido lo hizo desde casa entre el 28 de abril y el 8 de mayo pasados. Una encuesta de la consultora Advanced Workplace Associates indica que actualmente menos de una quinta parte de los empleados del sector de seguros han vuelto a la oficina.

En definitiva, el trabajo online va ganando terreno, o al menos no perdiéndolo, en la mayoría de las economías más avanzadas. Y lo cierto es que los datos en España no difieren tanto de nuestros homónimos europeos y americano. Si nos tomamos la molestia de ignorar los titulares de prensa y nos adentramos en el contenido de algunos informes, como el de ADECCO, nos encontraremos con datos como que el 14,4% de trabajadores, que actualmente teletrabajan en todo o en parte de su tiempo, en el conjunto de España, aunque supone un retroceso con relación al 16,2 que se alcanzó en el primer trimestre del 2021, supera ampliamente al 8,3% que había al final del 2019, y al 6,4% que se registró al final de 2016.

Frente a las estadísticas cortoplacistas, necesarias para acometer soluciones inmediatas, surgen argumentos difícilmente refutables, que seguirán forzando el crecimiento del trabajo online: mejora en la capacidad de conciliación trabajo-familia, reducción de costes de desplazamiento hasta los trabajos, reducción de costes derivados de la permanencia fuera del hogar (comidas, cafés, costes de estacionamiento de vehículos o adquisición de abonos mensuales para el transporte público intermunicipal – algo habitual en Madrid y Barcelona-, etc.), reducción de emisiones contaminantes, reducción de otros consumos energéticos, reducción de la inversión y gasto en transporte público por parte de las Administraciones, (material rodante y vías sobre las que desplazarse), reducción de accidentes in itinere (solo en 2019 se produjeron 85.276 bajas laborales por esta razón), etc.

Los gestores empresariales más exitosos comienzan a descubrir, en el trabajo online, retos que exigen la mejora en los actuales procesos y protocolos de muchas actividades, algo que termina generando menores costes de coordinación para la empresa; una mejor discriminación en la calidad y cantidad de trabajo por empleado, resaltando el potencial individual y personalizando las necesidades de formación continuada; etc. Y no es preciso plantearse la sustitución radical del trabajo presencial por el online, cada vez se apuesta más seriamente por modelos híbridos.

Las grandes empresas españolas ya han comenzado a trabajar en este sentido. Recientemente, los responsables de Talento y Cultura del BBVA en España realizaban una encuesta, sobre el teletrabajo, a más de 4.500 empleados del grupo; el 92% afirmaba que no le gustaría volver a un modelo de trabajo totalmente presencial. En esa línea, el 85% de los empleados declaraba que el modelo híbrido le permitía una mejor gestión del tiempo de trabajo y al 95% les ayuda en la conciliación de su vida personal y profesional. Deberá adaptarse a la normativa local, según las necesidades de cada país, pero con carácter general establecerá un mínimo del 60% del tiempo presencial y un máximo del 40% en remoto, siempre que sea posible en función de la naturaleza del puesto, lo que se estima que afectará a más de 12.000 empleados en España.

Por su parte el Banco Santander permitirá a sus empleados realizar sus labores desde casa 16 días por trimestre, lo que supone poco más de un día de jornada laboral a la semana para aquellos que trabajan en sus sucursales y en sus oficinas centrales, con el objetivo de garantizar cierta flexibilidad para cerca de 28.000 empleados, que tiene en España. Algo similar sucede con CaixaBank, Sabadell, BNP Paribas, etc.

Pero no se limita la reducción del uso de oficinas a las consecuencias del trabajo online, poco a poco otras compañías están optando por permitir que sus empleados puedan reducir su jornada a cuatro días (32 horas), así está sucediendo con Telefónica, tras concluir con éxito una prueba piloto con 150.

¿Alguien, con conocimiento de la realidad económica, puede afirmar que estos modelos de trabajo no acabarán extendiéndose a la mayoría de las empresas?

Comenzabamos este artículo mencionando la asimetría en la incidencia del trabajo online, en función de la estructura productiva de cada territorio; en este contexto es preciso destacar que “la Comunidad de Madrid permanece como la autonomía con mayor proporción de teletrabajadores (24,3% de sus ocupados), habiendo aumentado 2 puntos porcentuales respecto al año anterior; seguida por Cataluña, con el 17%. De hecho, un 46% de todas las personas que teletrabajan en España viven en estas dos comunidades” (ADECCO nota de prensa 22-3-2022).

Son por ello los inmobiliarios presentes en estas dos Comunidades Autónomas, los que deberán afrontar en mayor medida los nuevos retos que se presentan en el uso de edificios de oficinas. Son tiempos en los que la capacidad innovadora de cada empresa marcará la diferencia, determinando su supervivencia, o no.

Autor de este articulo: 


José Barta

José Barta es experto en Estrategia de mercados, y en Gobierno Corporativo. Alertó, en el año 90, de la caída del mercado inmobiliario del 92 y, en el 2008, de la gravedad de la nueva crisis, acuñando la expresión “Tormenta perfecta”.

Por gentileza de: idealista
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